Mens sana in corpore sano: Los beneficios psicológicos de hacer deporte
Cuando pensamos en los beneficios que nos puede aportar la práctica del deporte o el hacer ejercicio, lo primero que nos viene a la cabeza siempre son los beneficios físicos, el ponernos en forma y el mejorar nuestra imagen. Pero el ejercicio y el deporte también nos proporciona unos beneficios mentales y psicológicos en los que no siempre pensamos.
Vamos a echarles un vistazo.
- El ejercicio reduce el riesgo de sufrir depresión. Este aspecto es especialmente importante en el caso de las mujeres, quienes tienen más propensión a padecerla que los hombres.
- La práctica de ejercicio nos da estabilidad emocional.
- El deseo y la capacidad sexual se incrementan cuando se hace ejercicio habitualmente.
- Aumenta la capacidad de concentración, así como la memoria y el aprendizaje, al llegar más oxígeno al cerebro.
- Liberar la tensión acumulada a través del ejercicio reduce la ansiedad, el estrés, la irritabilidad y el mal humor.
- Mejoran la comunicación y la socialización.
- La autonomía y la motivación aumentan.
- A medida que logramos metas, tenemos más autoconfianza, así como una mayor autoestima al ver que nuestro aspecto corporal mejora.
- La disciplina y el la sensación de responsabilidad se ven potenciadas. Y si se practica un deporte colectivo, también el trabajo en equipo-
- La agresividad se reduce porque aumentamos el autocontrol.
- Las endorfinas, que nos portan sensación de felicidad, aumentan su producción. Esto repercute en un mayor bienestar.
- Hacer ejercicio o practicar deporte nos hace dejar de pensar en las preocupaciones, nos divierte y nos mantiene entretenidos.
- El deporte entretiene y divierte, y nos distrae de las preocupaciones.
Cuando hacemos deportes nos sentimos con más energía y optimismo, con un estado de ánimo mejor, y esto hace que disminuya el riesgo de padecer estrés, ansiedad o depresión. Por tanto, hay muchas razones para que nos animemos a practicar deporte.
Lo ideal sería tener una rutina para hacerlo habitualmente, entre 3 y 4 días por semana, además de elegir una actividad física con la que disfrutemos, lo pasemos bien, y que nos guste. La práctica de ejercicio no tiene que ser una obligación, sino algo con lo que nos sintamos bien y que queramos hacer.