Cómo afecta psicológicamente tener una enfermedad crónica
La relación entre la salud física y mental es algo que a estas alturas está ya fuera de toda duda. Los pensamientos, creencias e ideas que los humanos tenemos acerca de las enfermedades son una representación cognitiva que creamos para afrontarlas de manera positiva o negativa, según cada persona. Y si ya de por sí una enfermedad afecta a nuestra mente, cuando se trata de una enfermedad crónica o de carácter degenerativo lo hace aún más.
Esas ideas mencionadas que creamos sobre la enfermedad se desarrollan alrededor de cinco aspectos:
- Síntomas característicos.
- Causas de a enfermedad.
- Consecuencias para nuestra vida.
- Manera de controlarla.
- Duración y evolución.
Así mismo, la representación de esas ideas viene dada por el sentido común, a través de nuestra experiencia personal y de la la información que tenemos por parte de amigos, familiares o compañeros de clase o del trabajo. Pero esto tiene un doble filo, ya que en ocasiones es más perjudicial que beneficioso.
Cómo afectan psicológicamente las enfermedades crónicas
Se calcula que son alrededor del 30% de las personas que padecen enfermedades crónicas o degenerativas las que no se adaptan a ella. Y dado que la prevalencia de estas enfermedades aumenta al mismo tiempo que la expectativa de vida y los conocimientos científicos, es fundamental ser capaz de adaptarse psicológicamente.
En pacientes con este tipo de enfermedades es habitual encontrar depresión, ansiedad, y otras muchas emociones de carácter negativo. Y el modo en que se afrontan dichas emociones afecta enormemente a la adaptación del paciente a su enfermedad.
A la hora de regular las emociones, existen dos maneras. La primera de ella es inhibirlas y evitarlas, lo que lleva a una mala adaptación que, además, puede hacer que el curso de la la enfermedad empeore. La segunda es la expresión de estas emociones y su conocimiento, que puede hacer que adaptarse a la nueva situación sea más llevadero.
El malestar es un aspecto que puede también afectar a la forma de regular las emociones.
Para adaptarse a una enfermedad crónica el paciente tiene que ser responsable, entre otros muchos aspectos, respecto a los cambios de su estilo de vida, las modificaciones de su conducta, y la toma de medicamentos.
Estos factores en ocasiones se acumulan y amontonan y provocan que la persona se sienta saturada, deje de lado rutinas que llevaba a cabo antes de la enfermedad, y olvide aquellas cosas que antes del diagnóstico le gustaban y le hacían sentirse reforzada.