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Cómo tener competitividad sana

Cómo tener competitividad sana

No hay ninguna duda de que nuestra sociedad fomenta la competitividad cada día y no sólo en el deporte sino también en los estudios, el trabajo, y a veces en el ocio, a pesar de que se haya demostrado con diferentes estudios realizados de que se obtienen mejores resultados en tareas colaborativas que en las que son competitivas.

Ser competitivo es algo que a veces nos ayuda a sobrevivir, y es incluso sano tener algo de competitividad. Pero esos beneficios de ser competitivo se terminan cuando la competitividad se vuelve dañina y los logros no llegan a superar a las insatisfacciones. Esa es la clase de competitividad a la que tenemos que poner freno para que no nos llegue a desgastar emocionalmente.

Se puede identificar a una persona competitiva por una serie de características o rasgos:

  • Evitar los trabajos en grupo.
  • No tolerar el éxito de los demás.
  • Ver los juegos de una manera diferente que los demás, tomándolo como un desafío que hay que ganar mientras otros lo ven como una manera de disfrutar, divertirse e interactuar.
  • Considerar casi cualquier cosa una competición.
  • Volverse irritables si no ganan.

Cómo ser competitivo de manera sana
Es importante saber competir dignamente, respetando en todo momento las necesidades de los otros, manteniendo controlada nuestra ambición y pensando sólo en nuestro bienestar. así, alcanzaremos un éxito que será saludable y satisfactorio. Pero, ¿cómo podemos conseguirlo? A continuación vamos a ver unos consejos.

  • Descubrir el verdadero motivo de esa competitividad.
  • Mirar en nuestro interior para saber qué es lo que de verdad nos impulsa y le da sensación de propósito a nuestra vida, viendo si lo que hacemos es porque de verdad lo deseamos o si es pos complacer a otros y cumplir con lo que esperan de nosotros.
  • Ser sensibles con los derechos y los sentimientos de otros, siendo más cooperativos que competitivos.
  • No utilizar la difamación o el descrédito hacia otros para alcanzar nuestras metas.
  • No sentir celos de los éxitos de los demás ni verlos como una amenaza, sino enorgullecernos de esas otras personas.
  • Perseguir nuestros objetivos mediante la autoconfianza y el esfuerzo, tomándonos el tiempo que sea necesario para lograrlos.
  • Ser realistas siempre, y tener muy clara la diferencia entre lo que es la competitividad sana y lo que es competitividad obsesiva.

Ser competitivo es algo muy saludable siempre que sea para lograr nuestras metas sin que nos importe lo que hagan, piensen o digan los demás, y si nos hace dar lo mejor de nosotros mismos.